24 de octubre de 2008

Tupido

Etérea, alta, delgada, longuilínea...

El cabello que todas quisimos tener alguna vez a su edad: rubio ceniza, ondulado y largo hasta la cintura y enrulado en las puntas.

Con mucha personalidad y confianza en sí misma viste muy hippie, superponiendo una musculosa de algodón sobre otra de seda, sobre una pollera larga de encaje que sólo a ella le queda bien.

Camina casi en puntas de pie, deslizándose suavemente, con el sol en su cara, con la expresión de estar conforme con lo que tiene y que no necesita de nada más.

Por eso, cuando se acerca, todos la contemplamos.

Pero cuando se acerca a Ariana y Ariana le pregunta algo, ella busca en su memoria la respuesta al mismo tiempo que graciosamente se rasca la cabeza y deja al descubierto un poblado y dorado bosque de pelos enrulados bajo su axila.

Depilate, querida. Casi vomitamos todos.

20 de octubre de 2008

Psicóloga

- Hola. Se encuentra la licenciada Susana?
- Soy yo, quién habla?
- Me llamo Ariana. Llamo porque estoy interesada en retomar terapia…
- Ah, si si… Bueno, si decís retomar quiere decir que vos antes… hiciste… esperame…
Maaaa… Maaaa.. Maaaa… Maaa…
- Si…
- No puedo hablar, no te das cuenta que estoy al teléfono? No, ahora lo tengo yo!
Maaaa, quiedo el teléfono…
- La puedo llamar en otro momento…
- No, no, me decías..
- No, bueno, eso, que quisiera retomar terapia…
- Bien. Alguien que conocés me recomendó?
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
- No, lo saqué de la cartilla médica…
- Ah, ok. De cuál? Ay, discúlpame, mirá está mi hijo que quiere hablar por teléfono, te paso…
MAAAAAAAA! DAME EL TELÉFONOOOOOOOOOO Holaaaaaaaaaaaaaa
- Pasame con tu mamá. Pasame con tu mamá. PASAME CON TU MAMA!
Holaaaaaaaaa! Holaaaaaaaaaaaa! Holaaaaaa! Quién hablaaaaaaa?
- Hola, discupalme, es que mi hijo me pedía el teléfono… Me decías?
- No, dejá, te llamo en otro momento.

Y corté. Increíble pero real.

5 de octubre de 2008

Rifa

No, querido, a nadie le importa. Pero estamos bien educados o, quizás ese día estábamos muy cansados. Pero aparecerte en una cena familiar de más de 20 personas y callarnos durante la cena porque, no bien nos sentamos a comer, se te ocurrió poner el DVD de la vida de tu hijo… que tiene 1 año… fue mucho…

Nunca vi tanta gente ir al baño a cada rato!

No, querido, no nos importa la vida de tu hijo aunque sea nuestro sobrino, nieto, sobrino nieto, primo hermano o primo segundo. No nos interesa hasta ese punto. Nos interesa reunirnos en familia, tener una linda cena de año nuevo y contarnos nuestras cosas.

Como tampoco nos importó que hayas hecho 3 fiestas de cumpleaños para su primer, insisto, año: Una para la familia, otra para los de la guardería y otra para los amigos con hijos.

Tampoco nos importa tanto como para que vos con tu esposa, hayan tenido la brillante idea de rifar cosas en la fiesta de cumpleaños: el primer babero, la primer batita, el primer par de medias… NO NOS IMPORTA GANARNOS ESO! NO NOS IMPORTA! TU HIJO NO ES EL CENTRO DE NUESTRO MUNDO, ENTENDES?

No, no lo entendés. Ni lo vas a entender. Lo lamento por nosotros.

9 de septiembre de 2008

Castigo

Analía no perdona.

Analía castiga.

De novia con Edu, no soportaba los celos que le despertaba él, tan "cariñoso" con sus amigas, con sus primas, con sus vecinas...

Analía hacía unas escenas terribles, se descontrolaba, era capaz de amenazar con una cachetada que nunca llegaba a la cara de Edu, que la frenaba justo.

Lo cansaba tanto que él, entonces, a propósito, más meloso se volvía con las chicas si veía que Analía sacaba trompa y se ponía colorada de la bronca.

Hasta que Analía decidió castigarlo. Y dejó de cuidarse. Y no avisó.

Y quedó embarazada. Y Edu, feliz y exultante, se creyó el hombre más dichoso. Secretamente deseaba que la venida de un hijo calmaría un poco a Analía ya que ella tendría algo de qué ocuparse. Y él dejaría de ser el centro de su atención.

Nada más lejos. El embarazo la puso peor, más insegura, más celosa, más desconfiada y Edu no aguantaba más y decidió castigarla él también. Tuvo su primer desliz, su primer aventura, su primera infidelidad... y le encantó!

Cuando el bebé nació, Edu se sintió mejor, más feliz pero a la vez, más hombre y decidió hacer su vida, ser feliz a su manera, lejos de la bruja loca en que se había convertido Analía, ya que la llegada del hijo no le trajo la paz esperada.

Edu iba a trabajar y venía a cualquier hora. Analía, con el bebé en brazos, a los gritos pelados.

A los pocos meses, Analía se entera por terceros lo que sospechaba.

Al mes, Analía embarazada por segunda vez.

Edu aguantó como pudo el estado demencial de Analía hasta que nació la nena. Nació la nena y no hubo cambios en ninguno de los dos.

Y Analía volvió a castigar. Embarazada del tercero, Edu decidió dejarla. Y de ahora en más, se verán en Tribunales.

29 de agosto de 2008

Marketing

Son los padres del marketing. Están "embarazados" y:

- Desde que se enteraron, el mundo dejó de girar, se terminaron las guerras y el hambre y los problemas políticos.

- Se sacan fotos con la panza en primer plano, a contraluz, al lado de una ventana, al lado de un cordero, cualquier cosa, manos de los dos sobre el vientre y las suben a internet, se hacen álbumes, se imprimen un cuadro gigante, etc.

- Se compran libros que nunca leen.

- Compran compulsivamente Ser Padres Hoy o algunas parecidas y si encuentran una importada, mejor, no importa lo que cueste. Y después miran las fotos. Raramente leen algún artículo completo.

- Empienzan a buscar, en internet, colegios y universidades para niños genios.

- Hablan solamente de la "felicidad" del embarazo.

- Dicen todo el tiempo que se sienten "inmensamente felices" y/o "en una nube".

- Enfatizan constantemente sobre los colores con los cuales pintarán el cuarto del bebé, y te imaginarás, investigan sobre feng shui, reiki, sobre los colores que le hacen bien al bebé, sobre el "buen gusto" que tienen y que le quieren transmitir al niño desde su nacimiento.

- Empiezan con las indirectas "Ya pasaron los tres meses así que ahora se pueden recibir regalos" "Acuérdense que falta poco, eh, así que vayan sacando la billetera". "Tenemos casi todo, nos falta una cajonera, el almohadón para el bebé, la chichonera, la esterilizadora de mamadera...vistes", "Me parece que vamos a abrir una lista de nacimiento, como las de casamiento, vistes".

Y nadie les dice "La pueden cortar un poco? Cansan!"

20 de agosto de 2008

Vestido

Gabriela, hija única, padres católicos. Colegio católico. Misa todos los domingos, pero eso sí, en la catedral, nada de capillas. Clases de piano dos veces por semana después de salir de la escuela de monjas.

La rutina, las órdenes, los deberes, a Gabriela nada le movía un pelo. Siempre hacía lo que los padres mandaban y todos felices. Miraba tele, leía revistas y, a pesar de que odiara el colegio y media clase la ignorara, ella estudiaba. Hasta ahí pero estudiaba.

Los padres, nunca conformes, secretamente deseaban que la hija fuera abanderada, que la subieran a un escenario, que se destacara, que mirara a todos desde arriba. Pero la única oportunidad que Gabriela tuvo de mirar desde arriba de un escenario fue cuando en tercer grado la maestra la eligió para que hiciera de árbol. Y ya.

Los años pasaron, Gabriela cumplió 15, tuvo su fiesta y conoció a Pablo una vez que fue a bailar. Mamá y papá vigilaban de cerca los horarios y los comportamientos de Gabriela pero todo parecía tranquilo y normal. Gabriela y Pablo, adolescentes al fin, con las hormonas en total ebullición no podían dejar de mirarse y besarse sin que se les prendiese fuego los genitales. Pero Gabriela siempre la tuvo clara: "Al matrimonio llego virgen".

Virgen de dónde? Gabriela accedió a ir a la cama, y preservaba su honor porque había otros lugares por donde Pablo (y ella, para qué negarlo) satisfascía sus instintos sexuales. No era el lugar por el cual le hubiese gustado debutar a Pablo, pero antes que nada...

El noviazgo adolescente terminó cuando Gabriela cumplió los 21 y conoció a Joaquín, atlético, casi dos metros de altura y olvidó sus prejuicios y aprendió a disfrutar de una sexualidad sana.

Al cabo de dos años, mientras preparaba los últimos detalles de su casamiento que ocurriría en un mes y medio, Gabriela descubrió que estaba embarazada. Qué mala suerte! Qué descuido!

Qué hacemos!? La fiesta? La gente? Qué dirán? Y el vestido!?!? No me va a entrar!!!

Sigilosamente, sin decirle nada a Joaquín, Gabriela confió en su católica madre. Mamá le cruzó la cara de un cachetazo pero no lloró.

La arrastró hasta un lugar oscuro y sucio donde una mujer con una cara horrenda le dijo que abriera las piernas.

Y al cabo de dos horas salió Gabriela, libre de culpa y cargo, lista para seguir planeando su fiesta de casamiento y con el alivio que da la tranquilidad de saber que el vestido (blanco e inmaculado) le iba a quedar como soñó.

27 de julio de 2008

Ella

Bruta, tonta, hueca... No sé cómo catalogarla. Mirá cómo será que el marido me parece Einstein.

Boba? Tarada? Estúpida?

Primero quisiera poder describirte la voz: aguda pero fuerte, con un dejo nasal. Me causa alergia verla reír y que muestre sus dientes cuadrados y separados mientras su mandíbula prominente pareciera ensancharse.

Tiene la particularidad de decir tonterías, nimiedades, comentarios vacíos cuando nadie le pide opinión. Metida, preguntona, se mete en las conversaciones que no le interesan y mira seria con sus ojos saltones mientras frunce los labios.

Lo curioso es que ella se cree, además de sagaz e inteligente, una persona con una sensibilidad extrema: bondadosa (aunque en realidad es pegajosa), caritativa (cuando en realidad es miserable).

Ella igual es feliz o se esfuerza bastante en parecerlo. Su mundo de mediocridad se adecuó perfectamente a estos tiempos tan frívolos y chatos.